lunes, 26 de julio de 2010

¡Adiós Love Parade!



Ideado por el DJ alemán Matthias Roeingh y la artista multidisciplinaria estadounidense Danielle de Picciotto, el Love Parade comienza como un movimiento de expresión en favor de la tolerancia, la libertad, paz y amor (el típico cliché hippie), aprovechando el momento histórico y político que se dio en 1989 a propósito de la unión de Alemania y la inminente caída del muro de Berlín. Permeado por la cultura rave de la música electrónica, el Love Parade se convierte en el festival masivo de música electrónica más importante a nivel mundial a lo largo de los 21 años que duró.

El festival fue mutando a lo largo de los años, y poco a poco pasó de ser un festival políticamente correcto, a ser una reunión de fin puramente hedonista, del cual se desprende una franquicia muy lucrativa para los patrocinadores, que trataban de mantenerlo como una expresión cultural para que de esta forma se pudiera seguir haciendo en las calles de la ciudad con los gastos corriendo por parte del estado alemán. El festival también tuvo ediciones en varios países, en México fue en el 2002 y Acapulco 2005 y al menos el que me tocó a mí en el 2002 fue bastante interesante, digo, fue un mega rave en el monumento a la revolución, algo que no creo que vuelva a suceder (igual el del Zócalo) en el que, entre otros, me tocó ver a Sven Vath.

A pesar de haber cambiado su idea principal, este festival se presenta como una de las principales atracciones del verano europeo, al que llegaban cientos de jóvenes de todas partes del orbe, en el que se podía convivir en un ambiente de tolerancia, sin que hubiera ocurrido algún incidente más allá de alguna riña aislada y estragos ocasionados por el exceso de drogas y alcohol; debido a la insistencia de los organizadores a que se trataba de un festival dedicado al amor (a las drogas, a la música electrónica, al sexo, al alcohol, y a cuanto semejante o cosa que se dejara amar).

Peeero...

El pasado 24 de julio, a 13 horas de haber iniciado la edición 2010 del Love Parade en la ciudad de Duisburg Alemania, cientos de personas quedan atrapadas en un túnel de 10 metros de largo, que llevaba al escenario principal, lo que ocasiona 300 personas heridas y al momento 20 muertos. El incidente se da porque, al ser el único acceso, y al querer entrar una cantidad mayor de gente que la que cabía frente al escenario, la policía alemana cerro el acceso, la gente que quería entrar al túnel seguía empujando por entrar y por lo tanto los que estaban dentro del mismo fueron aplastados y asfixiados al no tener este túnel vías de escape. Por esta razón Rainer Schaller director de la firma y organizador del festival, decidió cancelar el Love Parade para siempre "debido a que, un festival dedicado al amor y la unión, no podía continuar por respeto a las víctimas y a sus familias". Claro, eso sin contar que seguramente no le iban a dar el permiso ni en un millón de años para realizarlo otra vez.

Al dar por terminado el Love Parade, se termina uno de los festivales masivos de música electrónica, más largos y significativos que ha existido (¿hay otro?), en los que se buscaba pasar un buen rato "buena onda" escuchando música, bailando, conociendo gente, drogándose y creando recuerdos, que seguramente durarían mucho tiempo; y pues, después de lo ocurrido, se termina. Quedando la sensación de que, al final, al igual que aquel "verano del amor" del 69 con la tragedia ocurrida en Altamont, después de la fiesta, a veces, la resaca es espantosa.


P.D. Que conste que no soy fan de la cultura rave, pero a los que fuí, siempre me divertí.

jueves, 7 de enero de 2010

Whatever works...

"No estoy en contra de las ideas de Cristo o de las ideas de Marx y el socialismo. Ambas ideas son estupendas. Sólo digo que las dos tienen un error fundamental; y es que se basan en la idea de que el ser humano es honesto"

Boris Yellnikoff.


Bueno, después de un año realmente catártico. En el que muchas cosas se movieron de lugar y de destino. Regreso por fín a escribir este blog, al que he tenido algo abandonado en los últimos seis meses. No prometo escribir más a menudo, ni nada por el estilo; simplemente espero que este año, sí me deje hacer más cosas como esta.

La cita (básicamente es lo que dice) del principio de esta entrada, es del personaje principal de la película "Whatever works" (Lo que sea que funcione) del 2009 de uno de mis directores de cine favoritos: Woody Allen. Que como es costumbre, no han estrenado (ni creo que lo hagan) en México.

En esta cinta Woody Allen maneja un alter ego, protagonizado por Larry David, llamado Boris Yellnikoff. Este personaje tiene como características ser un neurótico total, tener pánico nocturno y aversión por las mujeres; además se considera un genio (ya que estuvo a punto de ser nominado al premio Nobel de física cuántica) y tiene una especie de desprecio amargo por sus congéneres promedio. Boris vive en medio de una especie de lástima y coraje tanto por él mismo como por el mundo que lo rodea, pensando que los seres humanos somos una raza condenada al fracaso por nuestra natural estupidez. Por esta razón, la frase "whatever works" se vuelve una especie de consigna, de mantra pesimista del protagonista frente a un mundo hostil y muy por debajo de su nivel intelectual.

La película gira en torno a una relación que Yellnikoff entabla con una joven rubia estereotipada "Bimbo girl", la cual es caracterizada por Evan Rachel Wood. Entrando a la vida de Boris por azares fílmicos y logrando la transformación del protagonista que se espera en una comedia. Después de mil acrobacias, de esas a las que nos tiene acostumbrados Woody Allen, la frase "whatever works" se transforma de pesimista, a un punto; si bien no optimista, sí de aceptación y de búsqueda del equilibrio del protagonista.

Esta cinta tiene muchos motivos para verse. En este film se muestra a un Woody Allen, ya no buscando hacer su película de Fellini, como en "Vicky, Cristina, Barcelona" del 2008, o su tragedia greco-sajona de "Cassandra's Dream" del 2007. Es más, ni siquiera la filma en Europa. En esta película regresa a Nueva York, cosa que no hacia desde 2004 con "Melinda and Melinda", y regresa con ese humor ácido que no se veía desde los 70's principio de los 80's. Aquí se encuentra a un Allen buscando en perspectiva algo así como el sentido de la vida, haciendo una especie de reflexión metafísica de la condición humana y su desarrollo al paso del tiempo. Obviamente basado en SU condición humana y en SU paso por el tiempo. Este egocentrismo fílmico de Allen de alguna forma se ha vuelto universal, por lo que acaba siendo reflejado en el inconsciente colectivo. Desde "Stardust memories" de 1980, Woody no había reflexionado tan directamente sobre su presente como en esta película; tal vez sea por su edad, pero al menos se toma el tiempo de detenerse un momento y darse cuenta de que las cosas, aunque parezcan malas, si funcionan, están bien.

Esta película, es un respiro a ese periodo sublime y barroco de su etapa europea, ya estabamos cansandonos de Scarlett Johansson. No digo que sean malas películas, de hecho, "Match point" del 2006, es una de mis favoritas. Pero si creo que fué un buen movimiento hacer una parada y mirar hacia atras. A ver que nos trae este año con "You will meet a tall dark stranger" título tentativo de su nueva película, con Anthony Hopkins y Josh Brolin.

Y bueno, esto de opinar sobre películas, a fin de cuentas, no deja de ser un ejercicio egocentrista al igual que muchos otros, así que mejor veanla, al menos se van a reir un rato.

Saludos y ¡feliz año!